La preocupación constante por el cambio climático, las catástrofes naturales y las crisis económicas impulsan las tendencias de consumo, incluyendo el acopio de alimentos envasados que pueden conservarse durante más tiempo sin necesidad de refrigeración. Eventos recientes como la pandemia mundial y los conflictos armados, así como otros factores como el ajetreado estilo de vida de los consumidores, han incrementado aún más la demanda de estos productos no perecederos en envasado retortable. Se prevé que el mercado mundial de alimentos en conserva crezca más del 3 % anual durante el período 2021-2027 1.
Para aprovechar las oportunidades de mercado que ofrecen estos productos, los productores de alimentos se enfrentan a diversos retos clave, como encontrar los socios adecuados para la expansión, desarrollar nuevos productos en conserva para nuevos mercados y garantizar la seguridad alimentaria. Hablamos con Kim Jönsson y Peter Brunkestam, chefs y tecnólogos de alimentos con amplia experiencia en el Centro de Desarrollo de Alimentos de Tetra Recart® en Lund, Suecia, para conocer sus perspectivas.
A medida que crece el mercado de alimentos no perecederos —desde frutas y hortalizas envasadas hasta comidas y salsas preparadas, preparados de tomate y alubias—, crece también la necesidad de los productores de encontrar los socios adecuados. Para los productores nuevos y más pequeños, esto implica establecer redes que se extiendan desde la ubicación de las materias primas hasta los puntos de venta al consumidor final. Por ejemplo, la producción de sopa de tomate debería realizarse lo más cerca posible del lugar donde se cultivan los tomates. Para Kim Jönsson, la solución es el coenvasado.
Explica: «Asociarse con un coenvasador es una excelente manera para que las marcas más pequeñas se inicien en el mercado de alimentos no perecederos. También es una excelente manera de que las empresas más grandes y consolidadas lancen nuevos productos con menos recursos y, por lo tanto, menos riesgo, ya que el coenvasador comparte la inversión».
Encontrar al coenvasador adecuado implica encontrar un socio que tenga acceso a todos los ingredientes, recursos y suministros necesarios para la producción, el procesamiento, el envasado y la retorta del nuevo producto. Un socio ideal también contaría con una red global y, por lo tanto, con un alcance global para cualquier futura expansión a otros productos y mercados.
Peter Brunkestam explica: «No todos los coenvasadores son iguales. Algunos pueden tener los mezcladores necesarios, pero no las técnicas ni el equipo adecuados para freír carne o cocinar hortalizas de la forma deseada. Los productores deben encontrar un socio con las conexiones, el equipo, los conocimientos y la experiencia adecuados para comercializar su producto de la mejor manera posible».
Al lanzar un nuevo producto no perecedero, es importante considerar los gustos y estilos de vida de tu mercado. ¿A qué sabores, texturas y consistencias están acostumbrados tus consumidores objetivo? ¿Qué condimentos disfrutan, si los tienen?
«Se trata de comprender bien la gastronomía local para un mercado específico. Tenemos gustos muy diferentes en todo el mundo. Esa es la parte complicada al producir o crear un nuevo producto para clientes específicos en todo el mundo», dice Kim Jönsson.
Esta comprensión surge de la investigación, que nos lleva más allá de los ingredientes y el sabor. Colaborar con un socio con experiencia y conocimientos en el desarrollo, la producción y el envasado de productos en conserva para mercados de todo el mundo no tiene precio. Tomemos como ejemplo la sopa de tomate.
«Del campo a la mesa, ¿cómo se produce? Pongamos que buscas un socio en EE. UU. para producir sopa de tomate. No se trata solo de las recetas y el sabor. También podría ser el tipo de cepa que cultivan, cómo pelan los tomates o el tiempo transcurrido desde la cosecha hasta la producción. Un socio con los conocimientos y la experiencia adecuados puede ser de gran ayuda», afirma Peter Brunkestam.
Por supuesto, la clave del pudin ―o, en este caso, la sopa― está en probarlo. Ahí es donde entran en juego los ensayos. Trabajar con un socio que tenga acceso a todo el equipo, el personal y las instalaciones necesarias para experimentar con recetas, adaptarlas a un mercado específico y luego producir muestras listas para usar ofrece grandes beneficios. Es la forma más segura de prevenir problemas de calidad y garantizar la elaboración del producto adecuado para el mercado adecuado.
La seguridad alimentaria es uno de los ámbitos más complejos de la producción de alimentos y está íntimamente asociada con el error humano.
Una solución puede ser la automatización. En pocas palabras, cuantas más personas trabajen en la línea de producción, más errores se producirán, afirma Brunkestam. La automatización ofrece las ventajas adicionales de una calidad constante del producto, una producción eficiente y una mayor seguridad para los trabajadores.
Explica: «Veamos la producción tradicional de alimentos en conserva en comparación con una línea automatizada. En cualquier parte del mundo, la cantidad de personas que trabajan en una línea de alimentos en conserva es bastante alta, debido a la gran cantidad de manipulación manual de productos. Pero con un sistema basado en la automatización, se pueden ajustar los procesos y la producción y optimizar su funcionamiento. Fundamentalmente, se puede reducir drásticamente el error humano. Tener menos personal en la línea se traduce en una producción más eficiente en comparación con una línea de enlatado típica».
Experiencia, conocimiento, la tecnología adecuada y una amplia red que abarca toda la cadena de valor. Estas son las herramientas más importantes para la producción óptima de alimentos no perecederos. Si buscas desarrollar o introducir un nuevo producto o expandirte a un nuevo mercado, contacta con el Centro de Desarrollo de Alimentos.